Mag. Edgar Luz: «Preparamos personas para una eternidad con Jesús»

Mag. Edgard LuzDel 6 al 8 de febrero la Universidad Adventista del Plata (UAP) fue sede de la tercera edición de la Cumbre de líderes educativos de la Unión Argentina (UA) de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD). Bajo el lema «Mi Talento Mi Ministerio», casi doscientos participantes pudieron disfrutar de tres jornadas de capacitación y reflexión. Contó con la presencia de importantes oradores como el Mag. Edgard Luz, director de Educación de la División Sudamericana de la IASD. La Agenda pudo charlar con el líder de la DSA acerca de la Cumbre y los desafíos de la educación adventista en Sudamérica.

La educación adventista tiene una misión trascendental en el plan de evangelización. ¿Qué virtudes le aportan esta trascendencia?
«Nuestra meta es el desarrollo de las facultades físicas, mentales, sociales y espirituales de los estudiantes. Esto implica una preparación que los haga aptos para la comunidad que los recibirá y en donde deberán desempeñarse como buenos hijos, jefes de familia y en sus profesiones. Pero esta premisa va más allá de la realidad de nuestras sociedades: preparamos personas para una eternidad con Jesús».

Este tipo de encuentro de líderes educativos deja al descubierto las cuestiones que están tomando buena dirección y aquellas que necesitan un tutor para su crecimiento. ¿Qué, de ambas realidades, puede rescatar?
«Dentro de las bondades podemos destacar el crecimiento de nuestro sistema educativo en número de escuelas, alumnos, bautismos, sobre todo, en calidad académica y espiritual; todo esto, gracias a la bendición de Dios. En lo que respecta a lo qué debemos mejorar, la calidad es un proceso continuo, siempre hay que hacer ajustes para crecer. En encuentros como este fortalecemos convicciones, nuestra filosofía, aprendemos nuevas miradas sobre gestión, administración, sobre cuestiones académicas y, sobre todo, la faceta espiritual. Un aspecto importante para crecer es mantener la unidad de esta red educacional; hay que fortalecer los vínculos y comprender que formamos parte de una iglesia. La educación adventista, como la define el Pr. Erton Köhler, presidente de la DSA, “es una iglesia disfrazada de escuela”. Somos parte de una comunidad con una misma visión y misión. Pero con un abordaje particular, desde la educación. Este es nuestro ámbito. Otro punto a destacar en este aspecto de la unidad es comprender que somos una iglesia mundial. Argentina cuenta con muchas escuelas, colegios, instituciones del nivel superior y una universidad, pero no están aislados sino que conforman una red sudamericana de educación y, a la vez, esta conforma una red mundial. Y esto es una gran fortaleza: conformar una red y aunar esfuerzos es un diferencial que pocas instituciones en el mundo tienen».

El lema de este encuentro también apuntala un tema importante, la identidad.
«El tema de esta cumbre está ligado a la comisión que Jesucristo nos ha encomendado: ir y hacer discípulos, de todas las naciones, tribus y lenguas; bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta empresa se logra utilizando mis talentos. Si soy un educador, debo utilizar este don para cumplir con el ministerio, claro está, poniendo en manos de Dios este talento para que Él lo use. Este tema es clave para nosotros como cristianos, como adventistas y como educadores».

¿En dónde reside el principal desafío para la educación adventista en Sudamérica?
«Uno de ellos está en cómo proporcionamos una actualización continua de nuestros educadores, para una red conformada por veinte mil profesores. Este encuentro aglomera a casi doscientas personas, pero pensar en multiplicar este número por cien, sin dudas nos lleva a plantear otras estrategias. Pensando en este desafío hemos presentado el proyecto de Universidad Corporativa, que es un programa de formación continua de nuestros educadores. Tenemos planeado para este año llegar a mil quinientos profesores de áreas específicas, de universidades de habla hispana, con este plan de capacitación. Esta idea ya tiene cinco años y ya han participado en este programa casi trece mil docentes del nivel primario, secundario y superior. Nuestro objetivo es preparar mejor a nuestros profesores y robustecer nuestra red. Este año, tres universidades tendrán a cargo la preparación en el área de “Misión y servicio” para las demás instituciones universitarias de Sudamérica. Una de estas entidades formadoras será la UAP, quien trabajará en este sentido con la Facultad Adventista de Bahía y la Universidad Adventista del Paraguay. Finalizado este proceso de capacitación, los profesores participantes recibirán la correspondiente certificación internacional. En el siguiente año será otra temática y otras las instituciones formadoras. Otro desafío que se nos presenta es el ¿cómo evaluamos nuestra calidad académica? Disponemos en nuestra división de un instrumento de evaluación que alcanza a los alumnos de quinto, noveno y segundo año de la secundaria (se evalúa Lengua, Matemática y Pensamiento crítico). La meta es cuantificar nuestra calidad académica como red, es decir, es una evaluación institucional. Cada año se evalúan alrededor de cuarenta mil alumnos y estos datos nos dan un acercamiento de hacia dónde debemos direccionar nuestros programas de formación continua».
»Otro proyecto que estamos iniciando es la creación de un consorcio de instituciones universitarias adventistas que cuentan con carreras de Salud. En este momento estamos formulando el estatuto del mencionado consorcio y tenemos como blanco: el trabajo conjunto, intercambio de docentes y alumnos, desarrollo colaborativo de investigación científica, y proyectos de fortalecimiento y promoción del estilo de vida saludable adventista. Deseamos unir esfuerzos para el cumplimiento de la misión evangélica, pero este es un primer paso en un proyecto más amplio que alcanzará a carreras de administración, educación e ingenierías. A partir de esto, el plan es llevar adelante un proyecto de investigación científica que genere una base de datos unificada para toda la red en Sudamérica y, por qué no, para toda la red mundial de universidades adventistas».