Dr. Alberto Timm: «La IASD es heredera de este espíritu de la Reforma»

Dr. Alberto TimmDurante el desarrollo del XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano, realizado en la Universidad Adventista del Plata entre el 27 de abril y el 1 de mayo, La Agenda pudo dialogar con el Dr. Alberto Timm, director asociado del Patrimonio White (Ellen G. White Estate) de los EE. UU. A continuación compartimos el resultado de la entrevista.
La Agenda (LA) ¿Dónde radica la importancia de un encuentro como este?
Albert Timm (AT) «El mundo cristiano, tanto protestantes como católicos, están muy interesados en esta fecha de conmemoración de la Reforma Protestante. Por un lado, la Iglesia Católica hace un llamado a volver a los preceptos de la iglesia madre; por otro, el Protestantismo tiene su manera de celebrar este suceso. A modo de ejemplo, estuve en Suiza y el presidente de la Sociedad Bíblica de este país nos mostró sobres de sopa instantánea a modo de merchandising. La sopa que correspondía a Lutero tenía el rótulo Sola Scriptura, que estaba acompañada de fideos con formas de letras. Esto muestra, en parte, las expectativas que presenta este hito histórico. A mí me encanta la idea de haber elegido la Epístola a los Romanos como tema de este simposio teológico, pues fue clave en la Reforma. Por su puesto, Lutero venía desarrollando previamente sus ideas, pero al momento de estudiar esta carta paulina comprendió que la justicia de Dios no era ninguna retribución, más bien era salvífica. Para él era como si las puertas del paraíso se hubieran abierto. Este encuentro teológico no solo se centra en la reflexión del hecho histórico y el significado de la Reforma, es volver a la Biblia haciendo foco en la Carta a los Romanos y la forma en que los comentarios que Martín Lutero realizó sobre esta epístola influenciaron a los que tomaron el testamento de la Reforma, como por ejemplo, en los hermanos Wesley».

LA. ¿Cuál es el rol de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el marco de la Reforma?
AT. «Distintos comentaristas tienen sus opiniones, pero voy a compartir la mía. Cuando era estudiante de Teología asistí a una iglesia Luterana de San Pablo, Brasil, como parte de mis prácticas. Para mi sorpresa, ese domingo de mañana, el pastor luterano que tuvo a su cargo el mensaje expresó que Lutero creía que la iglesia cristiana debía vivir en constante reforma. Aquello quedó en mi mente y, luego de estudiar el tema en profundidad, veo este hecho como un proceso continuo (no como un evento aislado) en donde la IASD es heredera de este espíritu de la Reforma que apela al constante acercamiento a las Sagradas Escrituras. Aún más, algunos luteranos han reconocido que la Iglesia Adventista, en algunos puntos de su doctrina, está más cerca del pensamiento original de Martín Lutero. Por ejemplo, el padre de la Reforma tenía una escatología bien definida, cuestión que la Iglesia Luterana ha perdido. En este sentido, he escrito un capítulo de un libro y voy a participar de un simposio sobre la Reforma, en octubre, en la Universidad Andrews. Mi presentación se titula “Lutero y el sacerdocio de Cristo”. Él creía que la labor de Jesús en el cielo era una obra de expiación, cuestión que ningún luterano afirmaría esto pues creen que todo ocurrió en la cruz. Lutero tenía un pensamiento muy interesante acerca de la importancia del sacerdocio de Cristo en el cielo».

LA. ¿Cómo beneficia a la gestión del liderazgo de la iglesia un espacio de estudio como este?
AT. «La misión pivotea sobre dos ejes: el contenido y los métodos. Los planes que se tienen para el cumplimiento de la obra es parte del liderazgo de la iglesia y solo existe en función del mensaje evangélico. Sin un mensaje no hay necesidad de un método. En este sentido, este Simposio Teológico fortalece la esencia del mensaje que se debe predicar y que es la razón de los métodos que se tienen. El énfasis de los pioneros estaba centrado en el mensaje, no tenían muchos métodos, pero poseían convicción. Luego se sucedió un equilibrio, un balance entre el mensaje y los métodos; hoy da la impresión de que hay un mayor énfasis en las metodologías que en la misión. Nadie me pregunta qué estoy enseñando o predicando; en tal caso la consulta pasa por si tengo grupos pequeños, cuántos estudios bíblicos poseo o si hago evangelismo. Un evento como este marca el norte, enriquece nuestra convicción personal y da contenido a la misión».

LA. Se llama a los participantes a un constante acercamiento a la Biblia y al impulsor de la misma ¿Cómo se entiende esto teniendo en cuenta el marco de reunión?
AT. «Existe una desarrollada tendencia de alimentar las predicaciones con muchas anécdotas y de esta forma dejar a todos entretenidos. Pasado el tiempo ¿qué quedó de aquel mensaje? En muchos casos no se llevó a cabo una transformación. Debemos darnos cuenta que no son mis palabras las que cambian a las personas, es la Palabra de Dios. Otro lado de este problema es situarse en temas periféricos. Nuestro mensaje debe enfatizar la esencia y fundamento de las Sagradas Escrituras. Si hablamos de justificación por la fe, es decir salvación por gracia, es el resumen del evangelio».

LA. Elena de White se manifestó en sus escritos acerca de este período de la Reforma y presenta a Lutero como una herramienta de Dios para el proceso de cambio que se generó.
AT. «En el Conflicto de los Siglos, esta escritora manifiesta, en un capítulo extenso, la forma en que Dios guió a Martín Lutero en un momento histórico muy significativo. ¿Él era perfecto? No. Dios necesitaba una persona de coraje para enfrentar todo un imperio. No era una persona sutil, pero concebía que su vida no fuera tan importante como la misión que debía cumplir. Una singularidad es que, Elena de White habló mucho acerca de Lutero y poco con respecto a Juan Calvino. En mi opinión, este centralismo se basó en que el primero fue el padre de la Reforma, fue quien abrió la puerta para las demás reformas que se suscitaron. Calvino, un reformador de segunda generación, fue mucho más sistemático; mientras que Lutero se centró en la forma en cómo el pecador podía ser digno o aceptable ante Dios. Había vida en su predicación y sus palabras tocaban cada fibra de las personas, pecadores sin mérito alguno y que pueden alcanzar la gracia de Dios. Es una predicación más universal que atiende a cada uno de nosotros».