«Queremos que la nueva escuela sea un centro de preparación, no solo para esta tierra, sino para la eternidad»

Un grupo de la Promoción 1956 del CAP posan junto a los niños de la escuelaEl pasado fin de semana se realizó en la Universidad, el encuentro de exalumnos del Colegio Adventista del Plata (CAP), pertenecientes a la promoción 1956. El grupo, compuesto por nueve egresados, celebró el acontecimiento con una programación especial que incluyó cultos de acción de gracias, recorridos históricos, espacios de anécdotas y visitas guiadas por la Universidad.
En este marco de celebración y en forma de agradecimiento, los exalumnos hicieron entrega de dieciséis pallets de ladrillos a la escuela N.° 104 Domingo Faustino Sarmiento, con el fin de colaborar en el proyecto de un nuevo edificio del establecimiento educativo. El lunes 21, los exalumnos se reunieron con las autoridades de la escuela y alumnos de nivel primario e inicial para hacer entrega de esta donación. Allí se vivió un momento de emoción, en el cual, además de agradecimiento, la promoción 1956 recibió cartas y presentes realizados por los niños.
Finalizado este encuentro, La Agenda tuvo la oportunidad de conversar con el pastor Edwin Mayer, exgraduado del CAP, quien compartió detalles de la donación: «Estoy muy feliz, muy contento, por la alegría de los chicos y los docentes de recibir nuestro pequeño regalo para empezar a construir la nueva escuela. Cada vez que nos reunimos, ofrecemos un regalo a nuestra querida Universidad. No somos muchos; apenas nueve egresados nos juntamos este fin de semana, pero reunimos el dinero y con mucha alegría y gratitud a Dios pudimos realizar este regalo. Además, estamos agradecidos a Dios, quien nos permitió estar juntos y hacer este presente a la escuela en donde nosotros realizamos nuestras prácticas, en su momento. Esta mañana tenemos un espíritu de gratitud al Señor por habernos conservado con salud, con fuerzas y porque podemos hacer esto en favor de nuestra querida UAP».
«Soy producto de la educación adventista —continúa expresando el exgraduado—, sé el valor tremendo que tiene la educación cristiana y queremos lo mismo para todos los chicos. Comprendemos que esta educación, junto con el hogar y la familia, hace el éxito de nosotros como individuos. Las bases que nuestros padres colocan en nosotros desde niños son completadas por educadores, maestras y maestros, y este trabajo conjunto hace que tengamos los principios cristianos para tener éxito en la vida. Queremos lo mejor para estos chicos, así como nosotros lo recibimos de nuestros maestros y, además, queremos que la nueva escuela sea el centro de preparación no solo para esta tierra, sino para la eternidad».