Lic. Héctor Silvera: «Nos falta mucho como sociedad para centrarnos y preguntarnos qué tenemos que hacer»

Lic. Héctor Silvera junto a la Lic. Ruth Erfurth Foto: Claudio IberoEl X Congreso Entrerriano de Enfermería, llevado a cabo en la Universidad Adventista del Plata (UAP), se constituyó en un espacio referencial en lo que representa el abordaje interdisciplinario que merece el campo de práctica profesional del enfermero.
Del 6 al 7 de octubre, profesionales del área, docentes y alumnos compusieron un público particular, en donde la psicología y la sexualidad también tuvieron su espacio de discusión entre una variada temática propuesta por los organizadores del congreso.
El Lic. Héctor Silvera es psicólogo, sexólogo clínico y miembro del equipo de Terapia Familiar y Pareja en el Hospital J. T. Borda. El reconocido profesional tuvo dos presentaciones: en la I Jornada de Estudiantes de Enfermería expuso sobre «Patrón sexualidad en el usuario de Salud Mental»; y, en el correspondiente congreso, «Resiliencia en el equipo de salud: una fuerza para el cambio».
La Agenda aprovechó un espacio en estas jornadas dedicadas al personal de enfermería, para dialogar con el Lic. Silvera.

¿Qué hace un psicólogo en un congreso de enfermería?
Es más complicado que eso, porque aparte de ser psicólogo soy también un sexólogo en un congreso de enfermería. Pero más allá de todo esto, tiene mucho que ver. Como se mencionó, tuve dos presentaciones, una sobre sexualidad y otra sobre resiliencia. Y aquí contesto la pregunta: creo que todos necesitamos de todos. Cuando abordamos al ser humano, siempre lo hacemos en equipo. La persona no es solo cabeza o cuerpo y el lema del congreso habla mucho de esto.

La interdisciplina es un concepto difícil de integrar en la práctica ¿Qué detiene la implementación de esta forma de ver las cosas?
Creo que la guerra de egos profesionales. De repente me es dificultoso ver en un congreso de medicina a un psicólogo. Muchos médicos, no todos, piensan en la psicología como una estrategia del habla y creo que con otras profesiones puede pasar algo parecido. Este ego produce en el médico creerse el dios que puede curar, o no; el psicólogo piensa que es el que puede arreglar la cabeza o no; etcétera. Debemos entender que nos preparamos para atender la salud de las personas y, si estamos bregando desde la Organización Mundial de la Salud que la problemática reside en no ver la totalidad de las cosas y que la salud está más allá de la enfermedad, es allí en donde tenemos que ser muy interdisciplinarios.

El enfermero está en contacto permanente con el sufrir ajeno. El tema de la resiliencia es un factor importante para su práctica cotidiana.
No hay especialidad en salud que esté más en contacto con el padecimiento de la persona que el personal de enfermería: desde higienizar a un paciente hasta reanimarlo en una situación de vida o muerte. Este constante estar con la muerte puede cambiar la propia visión del profesional, llegando a afectarlo al punto de padecer fobias a la muerte o la enfermedad, o presentar cuadros de hipocondría. Todo este contexto supera la preparación que pudo haber recibido el enfermero y es aquí donde debe estrecharse un lazo entre la enfermería y la psicología. En el caso del psicólogo, este puede poner distancia con el paciente, mientras que al enfermero le es imposible esta opción. El enfermero debe tener una asistencia psicológica ya que su profesión afecta toda su vida.

La interdisciplina es una categoría que cuesta asimilar en el equipo de tareas.
Todavía estamos en pañales con respecto a este tema en salud. A modo de ejemplo, recorriendo el campus de esta universidad, nos comentábamos en el grupo acerca de que una persona tiene que estar preparada para poder desarrollarse en este lugar. Contar con un espacio de simulación y un campus acorde a las exigencias del lugar, todo esto —y respondiendo a la pregunta— direcciona inevitablemente a que cada maestro tiene su propio libro. Nos falta mucho como sociedad para centrarnos y preguntarnos qué tenemos que hacer. En esta universidad son el fiel ejemplo de esto: no hay bebidas alcohólicas, no se permite fumar en la institución, etc. Esto, en Buenos Aires, querés implementarlo y te linchan a los dos minutos de proponerlo. Además, al recorrer las instalaciones de la UAP, ¡la limpieza que encontré en este lugar! Esto es un preparado mental. Aquí no puede entrar cualquiera, digo, no podría estar. Si entra alguien que no está preparado para acatar estos códigos, se va solo, porque no encaja. Todos deberíamos apostarle a esto, a tener solo una idea de lo que es tener salud, de lo que es el cuidado del cuerpo, inclusive, una idea sola acerca de la gente que se encarga de la salud y los cuidados que se debe tener con este equipo en constante servicio. No podemos hablar de salud si, en realidad, de arriba hacia abajo no se actúa desde la salud.