Dr. Guillermo Biaggi: la convicción de no temer al futuro

DrGuillermoBiaggi_insertLa Universidad Adventista del Plata (UAP) nació en el mes de septiembre de 1898 como una institución de convicción adventista, deseosa de preparar profesionales aptos para la misión evangélica y consagrados a este fiel cometido.
El año 1990 presentó una nueva coyuntura histórica en la trayectoria de la institución. Distintos actores pusieron en manos de Dios sus dones para alcanzar este sueño: que el Colegio Adventista del Plata (CAP) obtuviera el estatus de universidad.
El Dr. Guillermo E. Biaggi formó parte de esta historia. Nacido en Argentina, trabajó como vicerrector de Asuntos Financieros en la UAP. También fue tesorero de la Unión Austral; y secretario-tesorero de la Misión Uruguaya. Ocupó el cargo de presidente de la División Euro-Asiática desde 2010, y antes de eso fue tesorero de la misma desde el año 2000. Hoy, el Dr. Biaggi es uno de los vicepresidentes de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
La Agenda pudo dialogar con él sobre este momento particular que vive la institución y sobre su participación en el plan mundial de la Iglesia Adventista.

¿Tendría la amabilidad de contarnos alguna anécdota o situación particular que se relacione con la labor que le tocó desempeñar en aquellos años?

GEB. Cuando nació la UAP, un servidor se desempeñaba como tesorero de la Unión Austral. Damos gracias a nuestro Padre celestial por la manera en que ha guiado a esta institución educativa de nuestra iglesia en los ciento diecisiete años de existencia, y particularmente en estos veinticinco años con el estatus universitario luego de transformarse el querido CAP (e ISAP) en nuestra estimada UAP. También, por el privilegio de ser parte de la UAP, del ISAP y del CAP desde hace muchos años, casi la mitad de la existencia.
Mi padre, el Prof. Carlos Biaggi, fue invitado a ser el secretario general del CAP a comienzos de 1956, luego de haber sido director del Instituto Adventista Florida y anteriormente haber servido en el Colegio Adventista de Chillán (hoy UNACH). Por su formación profesional, estuvo a cargo de los aspectos académicos de la institución. Durante el año1960, la iglesia lo invitó a realizar un viaje de un año, tipo especialización (junto con su familia) a Estados Unidos, para visitar instituciones educativas de nuestra iglesia y tomar ideas para mejorar y desarrollar el CAP. Lamentablemente, a mitad de ese viaje (el 6 de junio de 1960) tuvimos un accidente automovilístico en Lincoln, Nebraska, donde él perdió su vida instantáneamente. Fue sepultado en Amarillo, Texas, donde aguarda la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesús.
Muchos de mis queridos profesores, tanto de la secundaria (CAP) como del Profesorado de Ciencias Económicas (ISAP) me comentaban con emoción que llegaron a estudiar y prepararse como profesores en distintas disciplinas gracias a la visión y a la motivación recibida de mi padre. Me comentaban que él analizaba sus condiciones y caracteres, y desafiaba a cada uno para preparase en distintas especialidades que mencionaba a cada uno. Varios de ellos fueron activos líderes al momento de lograrse la acreditación del estatus universitario.
También con emoción escuché (y ustedes pueden verificar los archivos históricos) que los primeros votos del CAP, indicando el deseo de preparar y «recorrer el camino y proceso de requerimiento de status universitario», consta de 1959.
Finalmente, comento que tuve el privilegio, junto a mis colegas administradores de la Unión Austral, de apoyar firmemente tanto el proceso de solicitud de la acreditación universitaria frente al Gobierno argentino, que se consiguiera en 1990 (siendo que se trataba de una institución educativa dependiente de la UA), como la solicitud de acreditación de la carrera de Medicina por parte de la Asociación General de nuestra iglesia, que se consiguiera tres años después. Por todo esto, alabamos y damos gracias a nuestro Señor todopoderoso.

 ¿Cuál fue el mayor desafío de superar en los inicios?

GEB. Creo que una institución de nuestra iglesia como la UAP, que sirve no solo a jóvenes de países del Cono Sur, sino de muchos otros países, tiene la responsabilidad y el hermoso desafío de adecuarse al desarrollo profesional de los países. Era necesario por aquel entonces ofrecer a nuestra juventud no solo una buena variedad de carreras profesionales de acuerdo con sus talentos y deseos de servicio, sino con el estatus universitario (esa clase de diplomas era necesario).
Lo mismo que sucedía con el CAP hace décadas, sucede en la actualidad con instituciones «jóvenes» (recientemente creadas) en distintos países del mundo, por ejemplo en la División Euro-Asiática (una «joven división» que comenzó también en 1990) donde estuvimos sirviendo en los últimos quince años y donde de corazón apoyamos el desarrollo de nuestros dos colegios tradicionales en Zaokski (Rusia) y Bucha (Ukrania), como también la formación de un tercero en Tokmok (Kyrgyzstan).
Sí, es necesario ampliar los horizontes académicos, con variedad de carreras y reconocimientos oficiales de los respectivos gobiernos, para que nuestra juventud encuentre carreras con las acreditaciones legales y nacionales correspondientes, para que al graduarse sirvan no solo como misioneros de tiempo completo de la Iglesia Adventista (obreros), sino como laicos dedicados al Señor y dondequiera su providencia les llame a servir.
En otras palabras, crecer es vivir, y vivir es cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado. Esto significa que la visión de los horizontes adonde quisiéramos llegar en el cumplimiento de la misión hace posible el permanente desarrollo académico de la institución. Necesitamos estar unidos en esa visión, sabiendo que el Señor, con su gracia y generosidad, proveerá para estos desafíos y también para los otros desafíos como son los recursos humanos (necesidad de entrenamiento de profesores y administradores); recursos edilicios; y recursos económicos operativos para mantener un presupuesto saludable en la institución (y aun al alcance de las posibilidades financieras de las familias a las cuales servimos).

El Señor no solo nos otorgó el privilegio de apoyar la iniciativa de solicitar la acreditación universitaria cuando servíamos en la Tesorería de la Unión Austral, sino que luego nos dio la alegría de aceptar la invitación de ser el vicerrector de Asuntos Económicos de la UAP desde 1996 hasta 2000, cuando nos invitaron para hacernos cargo de la Tesorería de la División Euro-Asiática, con sede en Moscú, Rusia. Esos casi cinco años sirviendo en la UAP fueron hermosos en nuestra vida profesional y familiar. Fue un desafío de fe mantener un presupuesto balanceado (convencidos de que a Dios le pertenece todo y que él provee), y a su vez ver crecer a la institución en nuevos y adecuados edificios, que el Señor también proveyó a través de cientos y quizás miles de fieles exalumnos (profesionales en distintos países del mundo), amigos de la UAP y hermandad en general, para que se comenzara con el edificio de ciencias de la salud, y se inaugurara en 1998, en el 100 aniversario, la nueva biblioteca. ¡Qué hermoso fue trabajar en equipo y ver la unidad de criterio de nuestro fiel personal de la institución! Muchos de ellos activos en la actualidad y otros ya jubilados, recordarán las reuniones de personal que tuvimos, orando al Señor y prometiéndole fidelidad en un «pacto institucional».Y el Señor cumplió sus maravillosas promesas (Lamentaciones 3:22-24), la institución creció y se desarrolló, y lo sigue haciendo de manera estupenda hasta hoy. Por eso, en todo y por todo, glorificamos el nombre del Señor.

¿Qué palabras transmitiría a las autoridades y a la comunidad educativa de la UAP? ¿Cómo pueden, según su mirada, mejorar su aporte para el crecimiento institucional?

GEB. Las palabras que transmitiría a las autoridades y a la comunidad educativa de la UAP son las siguientes: mantengan su vista en Cristo (Heb. 12:1-2). Sí. Nuestra vida y nuestro ministerio, así como nuestra vida espiritual individual y familiar, son como una «carrera». Todos debemos llegar a la meta final, por la gracia divina.Y aunque para el ser humano muchas veces pareciera un imposible (el enemigo trabaja incansablemente para obstaculizar llegar a la meta), el Señor ha prometido que es posible (Mat. 19:26). Todas las metas son posibles a través de la gracia y el poder que él nos ofrece (Fil.4:13).

Estimulo a los profesores para que logren todos los escalones ascendentes profesionales que puedan. Me consta que la UAP y la Unión Argentina tienen hermosos planes de perfeccionamiento docente. Fíjense blancos elevados y hagan todos los esfuerzos posibles para alcanzar los máximos niveles de excelencia y servicio. El Señor los acompañará y todo será para su gloria en la preparación de jóvenes de la manera más eficiente, contribuyendo de esa manera en el cumplimiento de la misión. Dice el Espíritu de Profecía: «Pero la utilidad del maestro no depende tanto de su caudal de conocimientos como del nivel que se propone alcanzar. El verdadero maestro no se contenta con pensamientos indefinidos, una mente indolente o una memoria inactiva. Trata constantemente de progresar más y aplicar mejores métodos. Su vida es de continuo desarrollo. En el trabajo de semejante maestro hay una frescura y un poder vivificante que despierta e inspira a los alumnos» (La Educacion, p. 250-2).

Estimulo a todos los obreros y empleados de la UAP, de cualquier área y responsabilidad, a que trabajen en equipo, respetándose mutuamente y considerando como dignas todas las tareas y responsabilidades que se les han asignado. ¡Cada función es necesaria en el cuerpo de servidores de la UAP! Todos colaboramos de igual manera en la formación de los caracteres de los jóvenes que las familias y la iglesia ponen en nuestras manos. En otras palabras, todos tenemos el privilegio de haber recibido dones del Altísimo, y a él le rendiremos cuentas, con alegría, por todos los logros que se transformaron en vidas profesionales de cientos de misioneros que circundan hoy día, en servicio abnegado, nuestro planeta.

Estimulo a los jóvenes para que abracen la carrera que han escogido y hagan de su experiencia estudiantil la mejor etapa preparatoria de sus vidas. Dice la pluma inspirada: «Pasaréis por ella una sola vez…, por lo tanto haced de ella la mejor posible». Busquen el permanente entrenamiento. ¡Aprovechen las oportunidades que la UAP les ofrece para salir a servir a la comunidad! Con semejante ejército de obreros como el que nuestros jóvenes bien preparados podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a venir! ¡Cuán pronto vendría el fin, el fin del sufrimiento, del dolor y del pecado! ¡Cuán pronto recibirían nuestros hijos, en vez de una posesión aquí, marchita por el pecado y el dolor, una herencia donde “los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”; donde “no dirá el morador: ‘Estoy enfermo’, y ‘nunca más se oirán en ella voz de lloro’” (La Educación, p. 244.2).

¡Todos unidos en excelencia y servicio, y basados en el amor! «El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación» (La Educación, p. 15).

¿Cuál cree que es el desafío más grande en nuestros días?

GEB. Uno de los desafíos más grandes es no solo mantener un ritmo de crecimiento constante y de alcanzar nuevos logros académicos y profesionales, sino mantener en alto la identidad que debemos tener como institución educativa universitaria de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, identidad que se refleja en los líderes, los docentes y el personal en general, y como resultado, en nuestros alumnos y graduandos. Vivimos en un mundo de contrastes: de crecimientos y decadencias; de riquezas y necesidades; de avances tecnológicos y de desequilibrios ambientales; de logros científicos y profesionales, pero de inestabilidades socio-económicas. El texto bíblico dice que las tinieblas cubren el mundo y a las personas, pero el Señor nos invita a levantarnos y brillar (Isa. 60:1-2). Y entonces, ¡vendrán a nuestra luz! (Isa. 60:3).

¡La identidad es fundamental, basada en los principios ético-morales de las Sagradas Escrituras y a la luz de la misión que el Señor nos ha encomendado! En otras palabras, no solo tenemos que conocer la verdad, sino vivirla; no solo atesorar los fundamentos doctrinales adventistas, sino autorizar al Espíritu del Señor a que nos transforme y nos renueve a la semejanza del carácter divino, y nos lleve a servirle de corazón donde él nos mande (Luc. 10:2.3).

Y al levantar en alto esa identidad, tanto en nuestras vidas individuales, familiares como profesionales, junto a nuestros alumnos, debemos hacerlo con dedicación, con oración y con alegría, con un corazón rebosante de agradecimiento al Señor, y de júbilo (1 Tes. 5:16-18). Nuestros alumnos lo apreciarán y lo incorporarán en sus vidas.

 «Excelencia y servicio» es el lema que describe la identidad y la misión de la UAP. ¿Qué rasgo desatacaría en la trayectoria institucional de esta institución?

GEB. Le agradezco al Señor por la manera en que ha bendecido a la UAP en estos últimos quince años. ¡La UAP ha formado muchos más alumnos y graduandos en estos veinticinco años que en toda su existencia previa! ¡El nombre del Señor sea alabado! En los últimos años, en los que me toca viajar por muchos países, encuentro a graduados de la UAP sirviendo con alegría, donde la providencia del Señor les ha llevado a servir. ¡Qué maravilla dejar que los planes y propósitos del Señor se cumplan en nuestras vidas y en la vida de los jóvenes graduados! (Jer. 29:11).

Recuerdo con emoción nuestra graduación del Profesorado en Ciencias Económicas, junto a jóvenes de muchas otras carreras, en diciembre de 1974: «Señor, respondo a tu voz» (basado en Isa. 6:8). El lema institucional era: «Puerta a la Excelencia y al Servicio». Muchos compañeros salimos con entusiasmo a servir al Señor donde él nos llamaba a servir, ¡y los años se sucedieron con sorprendente velocidad!

Así que, querida UAP, sigan esforzándose para que cada joven que se gradúe internalice estos valiosos conceptos de «Excelencia y Servicio». La iglesia y el mundo los necesita: 7.2 billones de personas necesitan escuchar de la esperanza que tenemos en Cristo Jesús como nuestro Salvador personal.

¿Cuáles cree, desde su punto de vista, que fueron los sucesos que marcaron un antes y un después en estos veinticinco años de historia?

GEB. Creo que el punto de inflexión, en la vida de estos últimos veinticinco años, fue aprovechar las oportunidades que el Señor puso en nuestras manos.

Desde 1898, la institución gozó con abnegados y dedicados misioneros y servidores. ¡Lo sigue teniendo ahora! También, la institución gozó en preparar a cientos de graduandos que fueron a servir a distintos países del mundo y ¡lo sigue haciendo ahora!

Pero llegó un momento en la vida institucional en que el Señor puso una oportunidad única de dar un «salto profesional» y un «salto en la preparación de graduandos con título universitario», y el liderazgo de la institución y de la iglesia que la acompaña lo aprovechó, poniéndolo en oración y haciendo todos los esfuerzos necesarios en ese arduo proceso para conseguirlo.

Eso ha permitido que desde 1990, la UAP accediera a otros niveles de influencia, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Logró preparar a recursos humanos docentes y de las muchas otras áreas de servicio (y lo sigue haciendo). La oferta académica y las carreras se han ampliado notablemente; y la afluencia de alumnos ha sido extraordinaria, tanto a nivel nacional como internacional, con afluencia de alumnos de muchísimos países y de la mayoría de los continentes del mundo. También, el crecimiento balanceado de los aspectos académicos, edilicios y equipamiento han sido sorprendentes. Y todo se debe a la bendición divina, y a la voluntad y visión de los líderes, de «aprovechar la oportunidad» que el Señor nos otorga, para el mejor cumplimiento de la misión encomendada.

En los últimos veinticinco años, la UAP ha entregado al ámbito profesional miles de profesionales con perfil cristiano. ¿Qué influencia ha tenido esta formación y cómo ha sido beneficiada nuestra imagen institucional a través de la profesión de sus graduandos?

GEB. ¡Alabado sea el Señor por la influencia que la UAP ha tenido en la formación de miles de profesionales y la buena imagen institucional que tiene en todo el mundo!
¡Hay jóvenes profesionales y graduados de distintas carreras de la UAP sirviendo como misioneros en todos los continentes del planeta!
Recuerdo con emoción cuando escribí al Dr. Luis A. Schulz, rector de la UAP, desde la División Euro-Asiática (en el 2004), para preguntar si la UAP estaría dispuesta a ayudar en la formación profesional y de recursos humanos de jóvenes, dispuestos a venir y prepararse, y regresar como misioneros a la ESD. La respuesta fue el voto de la Comisión Administrativa y de la Junta Directiva de poder conceder tres becas académicas para alumnos de la ESD. En años más recientes, el Cr. Oscar Ramos, actual rector de la UAP, amplió a través de su cuerpo administrativo la asignación de becas para que alumnos de Asia Central se prepararan en la UAP como futuros profesionales para regresar a servir en distintas profesiones, y establecer firmemente la misión en aquellos lugares. ¡Gracias a la UAP! Jóvenes profesionales ya regresaron a la ESD y están sirviendo fielmente como misioneros. ¡Y otros irán pronto! Sí, la influencia de la UAP es notable en la vida de jóvenes dispuestos a prepararse y servir a Dios! ¡Alabado sea el Señor!

Esta semana pasada hablaba con la Dra. Lisa Beardsley-Hardy, directora de Educación de la Asociación General de la IASD, y mencionaba que tiene el anhelo (otros líderes de dicha asociación también lo han manifestado) de encontrar en la UAP un modelo educativo y de formación profesional en ciertas áreas, que pueda apoyar iniciativas educativas en otras universidades y colegios hermanos en diferentes continentes del mundo. ¡Alabado sea el Señor!

En el pasado y en la trayectoria de nuestra institución educativa (UAP/ISAP/CAP) recibimos ayuda de muchos misioneros y líderes de la iglesia (¿quién de nosotros no está agradecido a alguien que le aconsejó, ayudó e influenció positivamente en su preparación y en su vida de servicio?), que dejaron sus países y su «zona de confort» y vinieron a servir y ayudarnos a crecer y desarrollarnos. Quizás ahora sea el tiempo en que la UAP pueda ayudar en la formación de otros colegios y universidades, como también en la aceleración de la preparación de recursos humanos en todas las áreas y disciplinas que nuestra iglesia necesite, y así contar con los adecuados recursos humanos de jóvenes profesionales que unirán sus manos a las nuestras, bajo la guía del Espíritu del Señor y su poder, para culminar con la misión encomendada. ¡Alabado sea el Señor!

Termino mi testimonio con las palabras inspiradas por el Señor a Elena G. De White, que encierran y coinciden con mi reflexión final: «Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que el Señor ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro caudillo. No tenemos nada que temer del futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y sus enseñanzas en nuestra historia pasada» (Consejos para la Iglesia, p. 654.1).

¡Que el Señor les bendiga ricamente! Amén.